LEYENDA
En Guatemala y en toda la región centroamericana
se conoce la leyenda del “Mico Brujo”.
En algunas partes también le dicen la Mona.
Decían nuestros antepasados que había
unas mujeres que a las once de la noche
se daban tres volantines para atrás
y luego tres para adelante;
que esta mujeres tenían un guacal blanco
y que a la última voltereta vomitaban
el alma en el guacal.
Ya sin alma, tomaban figura de monos o micos
y se dedicaban a hacer “diabluras”.
Y así, estas brujas, acompañadas de la oscuridad
de la noche, se trepaban a los árboles
y tiraban frutas a la gente.
Se subían a los techos de las casas,
saltando de un lugar a otro y arrojando pedradas
contra las piedras de la calle.
Muchas personas han tratado de agarrar
y matar a la mona o al mico,
pero de nada les sirve,
pues cuando ya están cerca y creen tenerlo acorralado
se les esfuma como por encanto.
También contaban nuestros antepasados
que estas mujeres podían convertirse en cerdas grandes,
negras y llenas de lodo.
Apenas veían a la persona “señalada”,
aligeraban su trote y comenzaban a gruñir.
Embestían furiosamente a la persona
y le daban trompadas y mordiscos en las piernas
hasta derribarla y hacerle perder el conocimiento.
Al día siguiente, la víctima amanecía molida y mordida,
y con los bolsillos vacíos.