Aléjate...
"No te alejes furioso. Simplemente aléjate." (Terry Lynn Taylor)
De la misma manera que hay personas de una alta frecuencia vibratoria que nos hacen sentir felices y en paz y potencian nuestras energías, también las hay de bajas frecuencias, capaces de alterar nuestra tranquilidad y producirnos una especie de envenenamiento y sentimientos miserables. La psicóloga estadounidense Lillian Glass, en su libro Gente Tóxica, describe a estos últimos como seres tóxicos capaces de infectarnos con su negatividad. Son gente peligrosa para nuestra salud mental, emocional y física, a quienes conviene mantener alejados, o al menos a raya. Los motivos de este comportamiento, completamente irracional, son los celos, la envidia, el descontento, los sentimientos de insuficiencia y la falta de amor propio. Sea cual sea el juego, terminamos agotados física, emocional y espiritualmente, desprovistos de energía y quizás sumidos en la tristeza.
La Dra. Roxana Kreimer, investigadora filosófica argentina, nos dice: "Los comportamientos destructivos son tolerados si aparecen de manera esporádica. Pero cuando se repiten con frecuencia contaminan las relaciones interpersonales." Las personas tóxicas mantienen un patrón de comportamiento agresivo, pesimista, manipulador y dañino causado por su falta absoluta de empatía con el otro. El filósofo Santiago Kovadloff describe a las personas tóxicas como "monologadoras y autorreferenciales y aquellos que nos aplastan."
¿Qué hacer cuando nos encontramos en medio de una situación como ésta?
En su libro, La Sabiduría de los Angeles, Terry Lynn Taylor y Mary Beth Crain aconsejan lo siguiente: "Aléjate de ellos, no con rabia ni con temor, sino de manera neutra. Si te sientes culpable por alejarte, recuerda que no puedes permitir que estas personas agoten tu energía o te arrastren hacia el hueco negro de sus vidas. No estás haciendo gala de cobardía, evasión o dureza de corazón, sino de valor, sabiduría y compasión."
La Dra. Glass afirma que la "fórmula mágica" para desintoxicar una relación tóxica es "comunicarse para afrontar lo que nos molesta del otro y decirlo sin tapujos." Sé amable con el "tóxico"; esto lo neutraliza al ver que no te afecta su comportamiento. No trates de razonar, ni discutir, ni pelear con él. Si esto no resulta, y la situación continúa, entonces en completa serenidad y silencio protégete con un escudo psíquico y afirma para ti mismo: "No creo poderte ayudar en este momento" y prosigue con tus actividades tranquilamente.
Sigue tu vida en paz, analiza si no eres tú también un "tóxico" para los demás, y modifica lo necesario. Mantén tu sentido del humor, ríete, diviértete. No pienses en el problema, pues esto tiende a amplificarlo. Finalmente afirma: "No tengo que estar bajo la influencia de la negatividad o intimidado por ésta. Siempre tengo la opción de alejarme."