Esta frase es común escucharla en alguna conversación entre amigas íntimas o en el consultorio de un psicólogo, porque las contradicciones son precisamente lo que caracteriza a los seres humanos.
La gente quiere ante todo sentirse segura, en un mundo donde todo es pura incertidumbre, y donde las cosas y las personas están siempre en un proceso de cambio.
Hay que tener en cuenta qué es lo que uno siente aquí y ahora, porque incluso mañana todo puede ser diferente.
Una contradicción es no poder elegir una opción porque no se puede renunciar a otra que se opone, o sea que se desean dos cosas que son mutuamente excluyentes.
Si por un lado se desea elegir abandonar a una pareja, se teme por otro lado perder todo lo que hace que aún continúe con ella; y si se decide quedarse, se vive desconforme.
Tomar una decisión no es fácil, porque la mayoría no sabe lo que quiere, y para decidir, pide opiniones de quienes tienen formas de pensar diferentes, complicando la situación y sin comprometerse con una postura personal para poder elegir de acuerdo a una perspectiva propia.
Vivir desconforme tiene un costo, porque se manifiesta en los gestos y en las acciones, porque de alguna manera el malestar se necesita expresar.
Cuando toda la energía está puesta en una relación, cualquier desequilibrio la desestabiliza y a veces lo que se está proyectando no tiene que ver tanto con la pareja sino con la propia frustración personal.
Las relaciones de pareja cambian, maduran, dejan de ser lo que fueron alguna vez para ser diferentes, no necesariamente para ser peores sino para ser mejores que antes.
Una pareja es la unión de dos personas libres que se aman pero que también tienen una vida propia y la posibilidad de desarrollarse y crecer.
A veces, se postergan necesidades internas que no tienen que ver con el otro sino con uno mismo, tal vez, porque en su momento se decidió brindarse demasiado, centralizar todo en esa relación, dejando de lado intereses personales que parecían no ser importantes.
Si en cambio, ese no es el caso y cada uno tiene una vida propia, crece y se desarrolla e igualmente se sienten descontentos, hay que observar qué es lo que están haciendo, que actitud tienen con el otro antes de evaluar lo que el otro les está haciendo a ustedes. Porque el otro, siempre es y será el reflejo de ustedes mismos.
¿Hasta dónde estarían dispuestos a llegar para recibir lo que quieren? ¿Qué son capaces de dar? ¿O piensan sólo en ustedes mismos y en su deseo de inspirar amor porque si, sin dar nada a cambio?
El mundo somos nosotros y sólo podemos cambiarlo si somos diferentes.
Piensen que por alguna razón eligieron a una persona como pareja y no a otra diferente y traten de identificar esa razón que los llevaron a buscar a alguien que ahora no los satisface.
Pueden cambiar de pareja y hasta de estilo de vida, pero lo más probable es que vuelvan a cometer el mismo error eligiendo nuevamente el mismo tipo de persona y reiterando el mismo modo de relación que tenían con la otra. Porque la elección de pareja se hace en base a las identificaciones con los padres o las personas significativas y es muy difícil trascender ese patrón de comportamiento adquirido, en etapas muy tempranas del desarrollo.