Autor: José de Molina
Sucedió en el Vaticano
lo que nunca se había visto,
el Papa vio a Jesucristo
y estuvo hablando con Él.
Cristo le dijo enojado:
"No comprendo, no comprendo,
la forma en que estás viviendo;
dices que me representas,
y con el lujo que ostentas,
no puedes representarme
sino mas bien denigrarme."
"Yo no tuve ni una choza
y tu hasta palacios tienes
¡y con lujo desmedido!
En nombre de Dios te pido
me digas por fin quién eres,
¿por qué usurpas mis deberes?"
"A ver compara si puedes,
esa ropa extraordinaria
con mi pobre indumentaria,
tan sencilla y proletaria,
¡compara si te conviene!"
"¡Mira al frente no te agaches!
Di que semejanza notas
entre tus lujosas botas
y mis humildes huaraches;
entre tus medias de seda y
mis calcetas con parches."
"Yo con mi límpido aliento
di comida al pueblo hambriento,
tan solo con cinco panes
y una botella de vino
y una fe para el camino."
"Tu con millón de millones,
no veo que te dispones.
¿Arrojar desde tu silla
al hambriento una tortilla?
¿Y quieres alimentarlo
con sermón y fantasía?"
"Y si acaparar pudieras
todo el oro de la tierra
y desatar una guerra
escudándote en mi cruz,
estoy seguro ¡lo harías!"
"Ahora dime honestamente
¿a cuántos pobres arruinas
para llevar en tu frente
esas diademas tan finas?
Y compara esa riqueza
con mi corona de espinas".
"Ya sacude tu demencia
y deja esa residencia;
recuerda que es capital
el pecado de avaricia;
estás traicionando a Dios
con tu engaño y tu codicia".
"Dile a los miles de empleados
que tienes por todo el mundo
que Cristo no es mercancía
que ya rompan su alcancía,
porque los pobres del mundo
la romperán algún día."
Cuando el Papa despertó
a todo pulmón gritó:
"¡Lo que nunca se había visto
vi realmente a Jesucristo!
y estuve hablando con Él"
"Me dijo cosas preciosas
que no les puedo contar.
Solo les puedo decir
que al cielo me ha de llevar.
Y entre Dios Padre y el Hijo,
en medio me ha de sentar."
Y el tonto que lo atendía,
respondió: "Su Señoría,
hoy tiene por desventura
cuarenta de calentura".
"Hoy tiene por desventura,
cuarenta de calentura
y se va a la sepultura!"
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Honor y gloria a los que sirven para llevar
el Evangelio, no sólo con las palabras,
sermones y metiendo miedo a las pobres
personas, sino CON HECHOS. Porque la institución
del Estado Vaticano debe saber qe comunicamos
enseñanza no sólo mediante lo que decimos,
sino además (y antes que eso) CON LO QUE HACEMOS.
La canción es una denuncia a la jerarquía del
Estado Vaticano, no de los que VIVEN el Evangelio,
a tantas cristianas y cristianos que comunican
lo uno (la doctrina) con la forma de vivir que
comporta lo que, de hecho, fue la existencia
de Jesús de Nazaret.