¿Recuerdas, vida mía, las rosas que mi corazón traía a tu corazón por las mañanas?
Eran flores cuajadas de astros y rocío llenas de espinas y esperanzas, brotes matinales que a tus ojos renacían.
Gestándose en capullos, de futuras mariposas, tus detalles y esas rosas dejaron en mi conciencia extensos recuerdos tuyos.
Ahora, entreveradas, con perfumes de recuerdos, las rosas y tu hermosura estructuran caracoles, arcos iris con estrellas, laberintos de colores.
Estos sueños, creados y recreados, con tu nombre y tu figura
con tus manos y tu boca, con nostalgias y ternura, se abrazan a mi alma, con la magia que el soñar evoca.
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