
Como flor dormida, esperándote estaba
vestida con un traje, de gotitas de ilusión
solo quería entregarte los tesoros que guardaba,
al abrir mis pétalos y llegar hasta tu corazón.
Guardaba para tí, mi más caro perfume
para impregnar tu piel, con mi sútil fragancia
soy esa flor, que hoy tu amor presume
y al amarte por las noches, hasta olvida su elegancia.
Soy esa flor que vivía en el desierto
la que llegó para plantarse en tu jardín
saciando tu hambre, entre tus brazos despierto
bebiendo el rocío. . . de este amor sin fín.
Pero si un día siento que tu amor estoy perdiendo
córtame de un solo tajo, sin ninguna compasión
prefiero morir amando, que por amor vivir sufriendo,
porque soy la rosa que engalana, el jardin de tu corazón
