Tú, mujer, eres la bella poesía que le da la música a mi vida, La música, que de mi lira brota con amor y cariñosas notas.
Tú, poesía, la armonía en persona, te apoderas de mí como ladrona. Y cuando estaba mustia el alma mía llegaste a devolverme la energía.
Tú, mujer, acompañas mi biografía, aliviando mi dolor y mi agonía. Por tu belleza, la de una rosa roja, me inspiraste a volar como gaviota.
Tú, poesía, que mi palabra coronas, con la bondad y el amor del que perdona, estás siendo en mi boca la ambrosía que al espíritu me otorga mejoría.
A ninguna de las dos rechazaría, pues como almas mellizas, parecidas, me conquistan de forma provechosa, pues mujer y poesía: son hermosas.
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