Intimas y estrechas callejuelas,
perfumadas de azahar y de jazmines,
entre las fuentes con aguas que rielan,
de casas que encierran sus jardines.
Tabernas trasnochadas, con guitarras,
las tapas, los vinos, cual liturgias
y la alegría en torno a una mesa,
con ese rancio sabor de las tertulias.
Mañanas entre sombras, por sus calles,
que se esconde del sol en un abrazo,
con naranjos y azulejos de colores
y silencios rotos por mis pasos.
Placitas de la Cruz de la Cerrajería,
filigranas de hierros entrelazados.
Refugio de amores compartidos
preludio y pasión de enamorados.
Callejón del Agua, frescura musical.
donde el rumor del agua es arrullos.
Laberinto de cal, albero y murallas
y puerta a los Jardines de Murillo.