Aquel día en que la tarde umbría sucumbía
y cerniase la noche nostálgica y taciturna,
cuando tu llave cantó en mi cerradura;
en la puerta entreabierta sobre la penumbra
tu fuiste un haz de candido fulgor.
Todo fue alumbrado por tus ojos aguamarina
como un faro en la espesa niebla,
el negro manto que la noche vestía
se torno color de armiño
Dormíase ya el viento como un sutil vagido,
y la evanescente noche tañía tus sentidos,
todo entre sombras y alba a la par reposaba,
aqui durmiendo, mas alla soñando,
con nuestros corazones embelesados.
Ohhh tú, mi dulce amiga, que tal vez un día
al contemplar la luna misteriosa,
exaltes tu ferviente fantasía,
derramando una lágrima amorosa
fuente y tinta de mis versos.
ante el crepúsculo de tu valle florido.