en la sobremesa,apenas se miran,
nunca se abrazan
ni, menos, se besan;
incluso, a veces, parece
que distantes se muestran.
lSólo veo sus caras,y el sol y la luna parecen distantes en la sobremesa pero a mí no me engañan,bajo la mesa…nunca veo sus manos ni, menos, sus piernas,que las tienen, seguro,y seguro que largas.
¡¿Y dónde estará mi luna cuando a mí no me besa?!¿a quién besará esa tuna en las noches oscuras?,¿qué sueño alumbrará mi vela,¿qué cama cubrirá mi prenda?.
Ayer, cuando el otro se iba,me pareció verla asomada a los montes con la mirada perdida al final de los mares.
Es que apenas coinciden por sus tareas y por esos turnos de noche de la luna enfermera,que al sol no le gustan porque solo se acuesta,y sólo se cabrea.¡Oh!, si éste se entera que su luna me vela…