El sol desde lo más alto ilumina el espectáculo,
jovial y altanero, dejando sentir su calor,
sus rayos ofrece sin pudor,
para dar compañía a tan bella dama en su cantar.
La luna celosa por no estar invitada,
lo mira todo entre bambalinas, escondida,
no pudiendo acercarse más,
por miedo a que la descubrieran.
Miro todo desde mi butaca privilegiada,
sin poderme creer que a mi me esté pasando,
ver la luna celosa y arrebatadoramente bella en su enfado,
con el prepotente sol, sabedor de su gloria,
por tener bajo sus rayos a tan bella dama y su dulce cantar.