UNA NECESARIA MISTICA CRISTIANA
Karl Rahner, el conocido teólogo de la Iglesia Católica, dijo en cierta ocasión que el cristianismo será místico o no será.
(fragmentos de un largo Documento)
¤¤¤¤¤
"El gran místico que fue el apóstol Pablo es un ejemplo de cómo vivir la vida cristiana. En Pablo se encuentra la mística como experiencia puntual, tal como podríamos encontrarla en San Juan de la Cruz o en Teresa de Jesús, y la mística como experiencia cotidiana, de todos los días. Será difícil seguirle en su viaje al tercer cielo (2 Co.12,2ss), pero es gratificante acompañarle en su viaje al interior de su vida (Ro 7,7ss) en el que llega a tal comunión y unión con Dios que ya no le es posible distinguir entre su vida y la de Cristo en él: “vivo, no ya yo, sino que Cristo vive en mí (Gá. 2,20). Es una mística de todos los días que inspiró el pensamiento y toda la vida del apóstol. Su vivencia y su comunicación de la fe están impregnadas por la experiencia de su "conversión y la revelación que recibió ¤(Gá. 1,12) durante su estancia en el desierto de Arabia. Llegó a una tal intimidad con Dios que llega a afirmar que tiene la mente de Cristo y ésta es una posibilidad abierta a todos los creyentes (1 Co. 2,16).
Si no se da esta experiencia, es muy dudoso que podamos hablar de cristianos en el sentido profundo de esta palabra, aunque sea aceptable en su sentido sociológico. Ser cristiano implica una
Ser cristiano implica una unión mística del creyente con Cristo. Se trata de un encuentro con Dios, pero no pero no en el exterior, donde todo lo objetivamos, sino en el interior de la vida. A Dios no lo encontraremos a través de las cinco vías que propone Tomás de Aquino para probar su existencia, ni en las especulaciones filosóficas de Anselmo de Canterbury, ni en las grandes ceremonias eclesiásticas. No hay un Dios ahí fuera para ser encontrado por la razón humana. Hay un Dios, nuestro Dios, en la profundidad de la vida, allí donde nos encontramos a nosotros mismos y, al hacerlo, nos vemos en el espejo de Dios.
¤Buscar a Dios implica un viaje al interior de la vida, a sus profundidades, allí donde no hay disimulos ni excusas, donde encontramos la autenticidad de la vida y en ella lo que realmente somos: nuestras limitaciones, nuestros errores, nuestra pequeñez y, al mismo tiempo nuestra grandeza, como seres humanos pensados por Dios, amados por él y por él rescatados. Es allí, en lo más profundo de la vida, donde recuperamos nuestra autoestima al sentirnos confrontados por la realidad del amor de Dios. La fe no es un credo, ni una doctrina, ni una práctica, sino una experiencia, la experiencia de lo trascendente, del Dios que está en el fondo de la vida, que se nos ha manifestado en Cristo y nos invita a una vida de comunión en el amor. Una comunión que nos transforma y nos lleva a una nueva vida, la del amor a todos los hombres, en especial a los que están cerca y a los más pequeños, los marginados y oprimidos de nuestro mundo.
¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤
¤Lo fundamental es haber sintonizado con Dios y vivir la experiencia de Dios como una experiencia diaria, renovada cada mañana, vivida en el gozo de la salvación de Aquel que se manifiesta como el Amor: Dios.
¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤
Naturalmente, el futuro del cristianismo en Europa y en el mundo está en las manos de Dios, pero lo ha puesto también en las manos de aquellos sus amigos de todos los días, que viven en comunión con él y esparcen en este mundo Su luz."
Quetal