Cántico espiritual
Canciones entre el alma y el esposo
Esposa:
¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando, y eras ido.
Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
(Pregunta a las Criaturas)
¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!
(Respuesta de las Criaturas)
Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y yéndolos mirando,con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.
Esposa:
¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de veras;
no quieras enviarme
de hoy ya más mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados,
formases de repente
los ojos deseados,
que tengo en mis entrañas dibujados!
Esposo:
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma,
al aire de tu vuelo, y fresco toma.
Esposa:
¡Mi amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos;
la noche sosegada,
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora;
Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.
(De San Juan de la Cruz-fragmentos)
¤ Buen cuaresma a los que lo deseen ¤
Quetal
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