Reír
Reír, siempre reír, aún a sabiendas
de la estrellada y larga madrugada,
la luna nos besa siempre enamorada,
y su luz nos quita nuestras vendas.
Reír, solo reír para alegrar las sendas
se encontrarán en la misma almohada,
y la pena se bate en una retirada
dejando rosas rojas de pasión de ofrenda.
La risa de madrugada es fecunda
no hay penas ni lágrimas, e inunda
la alegría y ganas de vivir nuevamente.
Si mi risa te alegra la vida y el camino
no te arrepentirás, vente conmigo,
déjame amarte, como te gusta suavemente,
Soledad García Baena