El diccionario nos dice que el beso es el roce de los labios, sobre una persona o cosa.
Según la teoría de Sigmund Freud, la boca es una zona erógena que tiene el protagonismo más importante en la primera etapa del desarrollo psicosexual, durante la lactancia.
El mecanismo de succión de un bebé recién nacido es un reflejo innato que al nacer se pone en funcionamiento en el acto de mamar, que además de proporcionarle alimento será una fuente de placer.
Esta experiencia formará parte en el futuro, en la vida sexual adulta, de los juegos preliminares al coito.
El beso puede tener distintos significados según la circunstancia, ya que puede simbolizar compromiso, agradecimiento, amistad, honra, reverencia, cortesía, amor o pasión pero también puede ser un acto de falsedad o doblez o tener engañosa intención.
Besar puede ser una forma de expresar un afecto o emoción, el final de una despedida y principalmente participa en el inicio del acto amoroso.
Una zona erógena es toda región del cuerpo que tiene un revestimiento cutáneo mucoso con sensibilidad para provocar una excitación sexual, como la zona oral, la anal, la uretra-genital y el pezón, aunque Freud reconoce que todo el cuerpo es también una zona erógena.
El pulgar colabora en la excitación sexual como una segunda zona erógena, aunque de menor sensibilidad.
Las zonas erógenas son fuentes de placer que satisfacen parcialmente las pulsiones sexuales.
La boca es la primera experiencia de intercambio con el ambiente, ya sea porque permite la alimentación y también porque constituye un medio de comunicación para exigir atención.
Cualquier zona del cuerpo puede convertirse en erógena debido al desplazamiento. Este proceso es una característica de la histeria.
El motivo de esos desplazamientos se puede encontrar en la historia del sujeto. Por ejemplo Freud relata en “Estudios sobre la histeria”, cómo se forma una zona erógena atípica en el caso de una de sus pacientes, llamada Elisabeth.
Esta persona se dio cuenta por si misma, durante el proceso de psicoanálisis, del motivo del dolor intenso que padecía en un lugar fijo de su muslo derecho. Era en ese mismo lugar donde su padre, centenares de veces, había apoyado su pierna enferma para que ella le cambiara el vendaje.
Freud creó la expresión “novela familiar” para designar a las fantasías inventadas que suelen tener algunos sujetos sobre su familia.
Estas fantasías se observan en los delirios paranoicos y también en los neuróticos con ligeras variantes; cuando el niño imagina que no es hijo de sus padres sino de otros más importantes, atribuyendo a su madre aventuras amorosas ocultas o que sus hermanos son hijos ilegítimos.
Estas fantasías se relacionan con la situación edípica que produce distintas motivaciones, por una parte para rebajar a sus padres y por otra para ensalzarlos; o bien, por un deseo de grandeza, o para intentar superar la barrera del incesto.
Lo cierto es que no todo lo que afecta a un sujeto tiene que ser real sino que también puede ser producto de su imaginación o su forma de vivir las experiencias.
La fuente de la libido son las zonas erógenas y el yo es el que guarda esta energía de la cual él es el primer objeto, para posteriormente transformarse en una fuente de donde emana toda esa energía hacia los objetos externos.
Diccionario de Psicoanálisis, de Laplanche y Pontalis, Editorial Labor, 1968