Anoche 24 de diciembre, un hombre vestido de rojo se deslizó por la chimenea de
mi casa y entró a mi habitación...
Como estaba dormida pensé que era un sueño, pero aquel
hombre de barba blanca se desnudó y se metió a mi cama...
Antes de que pudiera hacer o decir algo, se montó sobre mí y me echó el mejor polvo que me han echado en toda mi vida.
Mis gritos de gozo y mis alaridos de un largo orgasmo fueron ahogados con su mano para no despertar a los demás.
Exhausta pero agradecida, cuando todo había acabado y aún jadeando le pude decir: