
Maestro, ¿qué debo hacer para no estar molesto? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian. ¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro. Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo. Pon atención a esas flores -continuó el maestro,- señalando unos nardos que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Las flores, ese mundo que algunos hemos dejado lejos pero que sigue siendo parte de nuestra vida y nuestro bienestar. Se ha comprobado que mirar flores y olerlas sube el ánimo, ya que su colorido y su aroma aumentan la cantidad de endorfinas.
Los nardos, una flor blanca y olorosa que simboliza la pureza y también la cita.
No has sentido en la noche,
cuando reina la sombra
una voz apagada que canta
y una inmensa tristeza que llora?
¿No sentiste en tu oído de virgen
las silentes y trágicas notas
que mis dedos de muerto arrancaban
ni sentiste mi mano de nieve
estrechar a la tuya de rosa?
¿No viste entre sueños
por el aire vagar una sombra,
Pues yo juro por ti, vida mía,
que te vi entre mis brazos, miedosa;
que sentí tu aliento de jazmín y nardo
y tu boca pegada a mi boca.
ni sintieron tus labios un beso
que estalló misterioso en la alcoba
G.A.Becquer
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