Durante el sueño, el cerebro está más lúcido y más creativo sin las distracciones del ambiente que tiene durante la vigilia, y nos puede revelar nuestras crisis existenciales y los problemas emocionales, ayudarnos a tomar decisiones difíciles y hasta a encontrar algo que habíamos perdido.

Los sueños no son manifiestos sino simbólicos, ya que debido a la censura, que es la que no permite que éstos nos perturben cuando estamos dormidos, su contenido se presenta deformado y exige una interpretación.

Los símbolos son universales de modo que si prestamos atención podemos descifrar su significado, que difiere según la situación personal por la que está atravesando cada uno; porque los sueños contienen imágenes que se adaptan perfectamente a nuestras emociones más profundas.

Los sueños nos muestran lo que no podemos ver en estado de vigilia y tienen la importante función de permitirnos conocernos más a nosotros mismos y descubrir verdades ocultas que a veces nos resistimos creer.

Freud decía que los sueños son la “vía regia” hacia el inconsciente, o sea el camino real para hacer consciente lo inconsciente.

Las preocupaciones hacen que soñemos más, porque el cerebro sigue trabajando cuando estamos dormidos empeñado en encontrar soluciones y recobrar el equilibrio.

Las crisis son generadoras de cambios pero también nos pueden bloquear y producir pesadillas.

Simbólicamente los sueños nos revelan cómo nos sentimos internamente y nos brindan las oportunidades de superar los conflictos.

El psiquiatra Milton Kramer, investigador del sueño, afirma que los sueños son señales de auxilio, síntomas de que hay algo en nuestra vida que no funciona bien, un mensaje que hay que descifrar y que no se puede ignorar.

También nos dice que los sueños se pueden controlar cuando son negativos y autodestructivos y cambiarlos por otros más positivos y constructivos.

Pero antes hay que reconocer qué es lo que nos quieren decir esos sueños y hacer el cambio consecuente, porque éste será el que reforzará una nueva actitud positiva que podrá transformar nuestra vida y también nuestros sueños.

El método RISC es una técnica que permite cambiar los sueños. Según esta terapia, primero hay que reconocer que se está en medio de una pesadilla, segundo, identificar el motivo que nos hace sentir mal, tercero, detenerlo y cuarto cambiar el argumento.

El Dr.Silva, pionero en control mental, afirmaba que es posible programar nuestros sueños antes de dormirnos; de modo que consultar con la almohada no es una recomendación sin fundamento, porque podemos despertarnos al día siguiente con la idea que estábamos buscando.

Las experiencias traumáticas de la infancia vuelven en nuestros sueños enmascaradas como símbolos. Estos suelen ser los sueños recurrentes que casi siempre tienen un significado oculto. La represión guardó las imágenes temidas en el inconsciente y éstas tratan de salir a la luz en los sueños para lograr el equilibrio psíquico.

Una emoción reprimida necesita ser revivida con toda su intensidad, porque sólo esa elaboración emocional es la que derriba las barreras y nos permite seguir adelante.

El control de nuestros sueños nos brinda la posibilidad de orientar nuestras vidas, aprovechar su fuente de creatividad y encontrar las soluciones que no podemos encontrar en estado de vigilia.

Una noche con malos sueños nos afectan durante el día mientras los buenos sueños nos vuelven más optimistas.

Al tener la posibilidad de cambiar nuestros sueños nos liberamos de las pesadillas y nos revelan un potencial que no conocíamos de nosotros mismos.

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