Las imágenes tuyas son copias antiguas sin alas, sin brisas..., lejanas;
como el ensueño del paraíso
en la transparencia de un cristal,
tan llenas de ti como la palabra
que quiebra el silencio,
el abrazo, tu mirada...
La limosna en un corazón niño
en la otra mitad del alma;
espejo feliz, llanto y risa
en la hora temprana
Después...
ruego, plegarias a la ausencia
que borra el encuentro de sueños imaginarios,
piedad en la procesión de los momentos;
allá, en el camino perdido.
Todo sigue igual,
el mundo continúa guardando el hielo
en sus apretadas manos;
sin dolor, con indiferencia
Un corazón se detiene
entre los lirios del tiempo,
contando los instantes de cada verso
en la magia de esperarte
a la orilla última
de tu adiós secreto
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