Suenan locas las cuerdas de la noche, destempladas de vinos y cantares. No hay trinos. Sólo voces del tiempo que estremecen las sombras milenarias; las saetas que esconcen las tinieblas como dardos callados de un ayer que sondea el fondo moreno de las almas.
Los ojos quedan sentenciados a las clásicas pesadillas de Morfeo, sólo hay un pasado recoleto que muestra las estampas nacarinas y la mutación de personas olvidadas..., porque la noche anestesia los sentidos, coordina sueño con palabras, desordena las historias que a la mañana son verdades misteriosas.
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