
En el hueco de mi mano
una lágrima quieta
espera la llegada.
Astros que iluminan
el poniente
y soles que se esconden a llorar.
Alguien está perdido
en el azul inmenso
de unos ojos que buscan...
la felicidad.
Profundidades abismales
unen tu mundo con el mío
con nudos de oro
que cierran el cerrojo
para siempre
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