Según la teoría de Sigmund Freud, los sueños expresan nuestros deseos inconscientes.
Todos soñamos, sólo que en general no lo recordamos.
Los sueños pueden tener un significado oculto, porque la mente utiliza símbolos, que reemplazan a los protagonistas y a los escenarios, para evitar interrumpir el descanso.
Los símbolos según Carl Gustav Jung, son arquetipos heredados que se encuentran en el inconsciente colectivo y representan cada uno de los contenidos primarios de la memoria, comunes a todos los hombres o grupos étnicos particulares.
Los símbolos tienen un amplio significado y son iguales para todos, pero la interpretación depende de la circunstancia particular de cada uno.
Existen diferentes estados durante el sueño que pueden distinguirse fácilmente por el movimiento de los ojos. Cuando este movimiento es rápido se lo denomina MOR o REM (en inglés), que significa movimientos oculares rápidos, que es cuando el sueño es nítido y parece real.
Cuando no se registra ningún movimiento se lo llama NO-MOR o NO-REM, que es el sueño más profundo en el que también se sueñan sueños pero no tan nítidos y que se olvidan fácilmente.
Generalmente, existen otras diferencias entre estas dos formas de sueño. En el MOR o REM, el tono muscular es menor y el electroencefalograma registra un voltaje más bajo; el ritmo respiratorio y cardiaco se modifican; el hombre puede tener erecciones y la mujer puede presentar aumento del flujo sanguíneo en la vagina.
Estos registros no son exactos en todas las personas, porque pueden variar según la edad y las diferencias individuales.
También sueñan los animales, por lo menos todos los mamíferos placentarios y los marsupiales, pues se observan también en ellos las mismas fases de sueño que en los humanos.
Según las investigaciones, cada ocho horas de sueño se producen dos horas de sueño MOR o REM, pero no seguidos, sino alternados con los períodos NO-MOR o NO-REM, hasta cinco veces.
Los sueños pueden cumplir una función creativa, como solucionar problemas, encontrar respuestas a preguntas difíciles o hacer relaciones complejas. Parecen tener el poder de adelantar nuestras operaciones mentales del estado de vigilia, creando combinaciones de elementos e inclusive visualizando algo nuevo.
Esto podría ser posible porque en el estado de sueño, la mente sigue trabajando, pero aún mejor que estando despierto, ya que no la afecta ningún estímulo externo y puede lograr un mejor estado de concentración.
En cuanto a por qué soñamos, algunos arriesgan hipótesis como por ejemplo que se trata de un recurso para mantener activo el cerebro, o para restaurar procesos bioquímicos, para reparar el cerebro o reconstruir tejidos, principalmente durante la fase NO-MOR o NO-REM.
La privación del sueño NO-MOR o NO-REM, produce la muerte más rápidamente que la privación de alimentos; mientras que el sueño MOR o REM tiene mayor importancia en el estado anímico.
Para Carl Gustav Jung, soñar representa la posibilidad de conectarse con el inconsciente en forma simbólica.
Siguiendo a Jung, en los sueños pueden aparecer siete símbolos, cada uno con un amplio significado arquetípico pero con una interpretación diferente para cada persona:
1) La imagen social del soñador.
2) La sombra, o sea los aspectos negativos que tiene cada uno ocultos, que pueden aparecer en los sueños como imágenes de personas amenazantes.
3) El ánima o ánimus, los aspectos femeninos y masculinos que todos tenemos, como imágenes de doncellas o de hombres muy viriles.
4) El niño divino, como la imagen de un bebé o un niño, que simboliza la inocencia, lo más puro del yo, el potencial, las aspiraciones, la vulnerabilidad, las debilidades.
5) Los ancianos sabios, como un maestro, o cualquier persona de autoridad que se ofrece de guía.
6) La gran madre, como un hada o una bruja, que representa la ambivalencia de las madres.
7) El tramposo, como un ser con distintas formas que trata de hacernos caer en nuestras debilidades.
Fuente “El hombre y sus símbolos”, Carl Gustav Jung
“La Interpretación de los sueños”, Sigmund Freud