Una señora afligida ; llena de compunción; atribulada; poseida por pesadumbre inmensa; dolorida; presa de abatimiento y de congoja; invadida por la tristeza y el pesar; mustia y cuitada; con gran melancolía y desconsuelo, una señora les dice a sus amigas: "Mi marido y yo fuimos a Veracruz. El se quedo mirando a una muchacha. Eso me molestó, y le dije: "Quítale esa brillante cabellera, esa cara de artista, ese cuello de cisne, esos senos enhiestos, esa cintura de avispa, esas caderas redondeadas, esas torneadas piernas y ¿que queda?...
Mi marido me contestó: "Tú".