Tomar decisiones es difícil, por eso muchas personas se dejan arrastrar dejando que otros decidan por ellos. Tener alguien que de alguna manera guíe tu vida, es cómodo.
No me gusta pertenecer a grupos dirigidos. Es preferible tener más dudas, más cosas no resueltas, a que te solucionen un porcentaje alto de tu pensamiento.
Cuando te dan unas normas, y las debes seguir, queda uno más descansado con lo que cree su labor cumplida. A mí, la única norma que me gusta es el respeto al otro; pero mi vida me agrada que sea lo que yo realmente deseo. Esto no siempre puede ser así, porque te atan los lazos afectivos; pero estos son los que yo tengo de manera consciente.