
A menudo sueño con un sincopado mar,
que me arrastra desde la orilla
y me invita a navegar en su espumante oleaje.
Incesantemente ronronea mi nombre,
lo escribe en letras doradas en la arena blanca.
Pero luego, cuando despierto por la noche,
me hallo varada en un peñasco
rodeada de estrellas marinas y caballitos de mar,
con mi piel mojada y un profundo olor a sal.
A mi lado, un afable delfín que me saluda
y me entretiene para no llorar.
Si me acariciaste a través de la brisa
y me abrazaste efusivamente con tus olas
a través de tu mágica corriente,
Ahora…
¡No me dejes varada en la orilla,
a la deriva de tiburones!.
Déjame cantarte como las gaviotas
vestir mi cuerpo con tus algas,
saciar esta ansiedad que tengo
de sumergirme en tu misterio,
y ser tu eterna sirenita.

