¡Con qué pura y serena transparencia brilla esta noche la luna! A imagen de la cándida inocencia, no tiene mancha ninguna.
De su pálido rayo la luz pura como lluvia de oro cae sobre las largas cintas de verdura que la brisa lleva y trae.
Y el mármol de las tumbas ilumina con melancólica lumbre, y las corrientes de agua cristalina que bajan de la alta cumbre.
La lejana llanura, las praderas, el mar de espuma cubierto donde nacen las ondas plañideras, el blanco arenal desierto,
la iglesia, el campanario, el viejo muro, la ría en su curso varia, todo lo ves desde tu cenit puro, casta virgen solitaria.
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