enfermedad o salud perfecta

En la actualidad, la publicidad a través de todos los medios trata de transformar el estado normal de una persona en una enfermedad, con el objetivo de vender algún fármaco supuestamente necesario para devolver al cuerpo su estado de salud.

Procesos que son normales, como la tristeza debido a una pérdida irreparable, el nerviosismo propio de un examen, demorar unos minutos más para dormirse, un bebé que llora como todos, la menstruación en la mujer, una adversidad que no esperamos, etc., parecen ser trastornos orgánicos que sólo se pueden enfrentar con un medicamento.

Muchas de las patologías en la vida moderna se deben al estrés, como las alergias, las palpitaciones, el colon irritable, las enfermedades de la piel, los trastornos digestivos, la depresión, las enfermedades autoinmunes y hasta el cáncer; de manera que si tomamos conciencia de cómo estamos viviendo, por qué hemos perdido la paz interior o qué es lo que estamos haciendo que nos enferma y tenemos el coraje de suprimirlo o modificarlo, se pueden revertir una serie de síntomas que muchos prefieren hacer desaparecer con pastillas. Porque si no se trata la raíz de los problemas, las dificultades que eliminan los fármacos vuelven a aparecer.

Cada día hay más gente en las guardias de los servicios médicos que tiene la ilusión de que el médico puede resolver todo con una pastilla, los malos hábitos, la falta de descanso, la mala alimentación, el trabajo excesivo, los abusos, los tóxicos, etc.

Las enfermedades se comienzan a gestar a partir de un estilo de vida, una forma de vivir que se caracteriza por hacer más de lo que se puede, quitarle horas al sueño, comiendo mal y por no prestar atención a las propias necesidades personales para cumplir con las expectativas de los demás.

La mente se concentra más en la enfermedad que en la salud y los trastornos eventuales se vuelven crónicos; y esa cronicidad la hemos creado nosotros mismos con nuestras actitudes y por no escuchar las señales del cuerpo.

Los remedios son armas de doble filo, curan algunos síntomas pero pueden crear otros, porque el enfoque de la medicina es principalmente curar órganos.

De esta manera se tratan de solucionar los problemas de salud, de afuera para adentro, ignorando qué le está pasando a esa persona, cuál es la verdadera dificultad que hay en su vida, el conflicto que hace que se enferme.

Tanto el hombre como la mujer adultos no están dispuestos a enfrentar las experiencias con sus propios recursos y tomar decisiones que les permitan estar saludables sin comprometer su salud intentando conseguir los propósitos que determinan las modas o el marketing.

Darse un tiempo para relajarse, comer tranquilo, descansar adecuadamente, y estar con la familia y a los amigos son las condiciones necesarias para crear un estado de ánimo que lleve a una salud perfecta.

El trabajo es salud cuando no monopoliza la vida y, cuando cumple con la vocación y no impide el desarrollo de las otras áreas de la personalidad ni la comunicación con los otros.

Las pastillas no alcanzan para enfrentar las frustraciones, son paliativos, el resto es una cuestión de aceptación de la realidad tal cual es, sin aferrarse a metas inalcanzables; porque se ignora la poderosa capacidad que tiene el ser humano para adaptarse a todas las circunstancias.

La propaganda tiene el poder de convencer y lleva a la mayoría hacia el lado que le reporta mayores beneficios, sin que se den cuenta de que es esa manipulación la que la enferma.

Nuestra vida depende de nosotros mismos y de nuestras actitudes, no dejemos que otros nos manejen y que nos digan cómo tenemos que vivirla, qué tenemos que usar, comprar, comer, para “pertenecer” a esa mayoría que no tiene conciencia propia.

El cambio se tiene que producir en cinco niveles, desde el más superficial al más profundo.

Acepto mi entorno, trato de comprenderlo y cambio mi conducta; decido capacitarme en lo que me gusta, comienzo a pensar que yo puedo, no me importa si cambia mi imagen, no estoy solo porque formo parte del mundo y tengo posibilidades como todos, hay gente que me quiere y siento que cuanto más crezco y me desarrollo mi entorno también crece y se desarrolla.