De luces y oscuridades se trata. De quien soy y quien no soy. De quien fuí y de quien nunca sabré que era. Y no sólo de mi, sino de mi en el yo-tú, y de mí en el yo-eso. De alturas y profundidades, y de ninguna de éstas cosas a la vez. Se trata de mi alma, y de la tuya, del alma del mundo y del alma de las cosas. Se trata de sueños, fantasías, imaginaciones y delirios. Se trata de cosas, objetos, naturaleza, civilización y cultura. Se trata del cuerpo y sus fluídos. De daimones y la intervención de la vida y de ustedes. De cacharros y fantasmas. De hormigas y duendes. De ciudades y dioses. De todo y de nada. De encontrar y no de buscar, y de estar abierto a ese encuentro. De ser y no de desarrollarse, y de aceptar que siempre soy. Y de que ese Ser, se despliegue. De transformaciones y metamorfosis. De grandes muertes y resurrecciones. De dolores y alegrías, y de placeres y sufrimiento. De alienaciones y separaciones. De ser quien soy con la multitud que me habita, y entre la multitud con quien habito este planeta. De sostener siempre un pié en este mundo, y otro, en el otro. Del amor y del odio. De la locura y el entusiasmo. De la pasión y el desencanto. De idioteces y genialidades. Y de todo lo que habita en medio. Del misterio y lo conocido. Se trata, ni más ni menos, que de la vida misma.
Nora Galliano
|