"¡Ya sus ilusiones todas se murieron! Uno rememora cuando altivo y fiero llevaba en sus lomos la alfombra escarlata de algún valeroso e hidalgo guerrero de casco dorado y espuelas de plata. El otro recuerda que sobre sus ancas llevó dulcemente, con gran donosura, mujeres divinas, esbeltas y blancas, de formas talladas como una escultura. El otro medita: yo fui en las carreras el rey de los vientos, de sedosas crines, y vi desplegarse las rojas banderas y oí los saludos de roncos clarines... Los viejos caballos meditan ahora Al pie de las cercas, cerrados los ojos. Una flauta rústica a lo lejos llora: ¡La vida está llena de espinas y abrojos! hermano caballo: mejor es tu suerte que la de los hombres a quienes la vida clavó con su zarpa despiadada y fuerte... y van por el mundo cubriendo la herida en pos de la dicha que obsequia la muerte...
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