Me acerqué a la caja para pagar y escuché a la cajera que estaba hablando por teléfono celular con su hijo.
-Perdone señora, enseguida la atiendo, estoy hablando con uno de mis hijos. Están de vacaciones de invierno y me llaman a cada rato.
Cuando terminó la conversación telefónica le pregunté:
-¿Con quién están?
-Con el padre; pero estamos divorciados. Para mis hijos, que estemos separados es mejor, porque tienen dos vacaciones, festejan dos cumpleaños, reciben doble regalo…
Pagué y me fui, pero no pude evitar preguntarme ¿a qué hijo le interesa festejar dos cumpleaños para que de esa manera sus padres puedan evitar encontrarse?, porque seguramente lo que hace más felices a los hijos es verlos en buenos términos, tratándose bien a pesar de estar separados, sin odios ni rencores.
Sin embargo, la mayoría de las parejas separadas creen tener suficientes motivos como para no querer saber más nada del otro y poder erradicarlo de su vida para siempre.
¿Qué hace que dos personas que antes se juraban amor eterno, ahora se hayan convertido en enemigas y que no puedan ser capaces de tolerarse mutuamente sus diferencias, a favor de lo que les queda en común que son sus hijos?
Cuando una pareja se separa los dos cometieron un error, ambos han fallado, no solamente uno de ellos aunque tenga un grave defecto, como una adicción o un carácter violento. Porque estas características no aparecen de pronto de un día para otro, sino que ya formaban parte de su personalidad desde siempre.
Sin embargo, el enamoramiento y la pasión suelen obnubilar la conciencia, que sólo ve lo que quiere ver y no otra cosa, aunque sea bien visible y todos alrededor lo adviertan.
El enigma es ¿por qué algunas mujeres se enamoran de hombres que saben que las harán sufrir y por qué algunos hombres se deciden a formalizar con la mujer menos indicada para un compromiso a largo plazo?
Creo que es porque estas personas están convencidas que su amor los hará cambiar, sin saber que el verdadero cambio genuino se hace por uno mismo y no por otro, por más que lo ame.
Los errores en la elección de pareja se pagan caros cuando tienen hijos; porque nunca podrán dejar de tenerlos a ellos en común y siempre tendrán que enfrentarse aunque no les guste en algún momento.
Un divorcio con hijos no logra jamás borrar del mapa familiar al otro, porque se puede perder una pareja pero los hijos no pueden perder a su padre o a su madre.
Los hijos suelen sufrir el divorcio de sus padres aún cuando ya dejaron de ser niños y son ya personas mayores; porque es una condición que deja huellas y que seguramente marcará sus propias relaciones de pareja.
Sin embargo, cuando una pareja se separa en buenos términos y ninguno de los dos guarda rencor ni resentimiento porque aún queda entre ellos algún vestigio del antiguo afecto; la desintegración familiar puede ser aceptada por los hijos con más naturalidad porque les será posible comprender que se trata de una realidad ineludible que hará a sus padres más felices.
Sentirán que esta situación no los afectará porque el divorcio no hará que pierdan a sus padres y así, esa circunstancia no les dejará huellas imborrables, ni tristeza reprimida, detrás de las dobles vacaciones, los dobles cumpleaños y los dobles regalos.