
Cuando el cocodrilo encuentra una presa a la orilla del agua la mata, si puede, luego llora sobre ella y, finalmente, la devora sin piedad. Por eso cuando alguien, después de hacer daño a otra persona, se echa a llorar, se dice que las suyas son lágrimas de cocodrilo, lo que equivale a llamarle hipócrita.Y aunque la expresión sigue en uso, lo cierto es que los sentimientos de este reptil no dan para tanto. La ciencia ha aclarado que sus discutidas lágrimas no son otra cosa que pura respuesta digestiva. Al producir poca saliva, el animal llora con el único fin de lubricar la cavidad orofaringea y así poder deglutir más fácilmente a su víctima
