«¿Qué cosa en el mundo proporciona la mayor felicidad?», preguntó Gengis Kanen una ocasión a un oficial de su guardia. Tras meditarlo un poco, el soldado respondió: «La abierta estepa, un día claro, un caballo ligero y un halcón en el puño para saltar sobre las liebres». «No -refutó Kan- el mayor placer de un hombre es aniquilar a los enemigos y verlos caer a sus pies, tomar sus caballos y bienes y oír los lamentos de sus mujeres. Esto es lo mejor.». «Cuando podemos, saqueamos; cuando no, nos ocultamos. Los monasterios y templos engendran la dulzura de carácter, pero únicamente la fiereza domina el mundo», le instruyó un consejero. El legado de Kan sigue hoy más vivo que nunca. Aunque el emperador tuvo cuatro hijos legítimos, sus decenas de concubinas le procuraron una enorme descendencia. Y sus herederos no quedaron atrás: Ogoday tuvo 40 vástagos y su nieto Kublai, 22, y añadía cada año 30 mujeres vírgenes a su harén. Así, no extraña que un estudio publicado en el American Journal of Human Genetics haya determinado, gracias a una variación del cromosoma Y, que un 0,5 porciento de la población mundial, 16 millones de hombres, serían sus 'nietos'.
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