Aquí estoy: venada sobre el pasto azul. Los horizontes son planos luminosos por los que cursan ríos secretos arroyuelos por donde corren inquietas descargas eléctricas -cifras digitales preñadas de cotidianos pensamientos.
Podemos hablar. Zambullirnos en formas geométricas. Traspasar a conductores minúsculos el gesto de la risa, acariciar las ideas en su incesante movimiento.
En el misterio interior de la máquina imagino una ciudad donde soy oráculo y diosa, principio y fin. Donde la electricidad fluye con mi deseo de vivir y el ordenador es el puerto hacia un espacio donde mi cuerpo es el palpitar del cursor que se agita imitando la frecuencia de mi aliento.
Nunca antes sobre el pasto azul han podido ser los venados tan juguetones, dúctiles, ubicuos.
Y nunca fue tan cierta la misteriosa frase de la creación: En el principio era el Verbo.
Mi palabra te lleva y te trae. En el misterio del uno y del cero, danzo para vos este canto de gozo cibernético.
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