
Otoño, buen jinete, galopemos, antes que nos ataje el negro invierno. Es duro nuestro largo trabajo. Vamos a preparar la tierra y a enseñarla a ser madre, a guardar las semillas que en su vientre van a dormir cuidadas por dos jinetes rojos que corren por el mundo: el aprendiz de otoño y el otoño. Así de las raíces oscuras y escondidas podrán salir bailando la fragancia y el velo verde de la primavera.
Neruda


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