El psicólogo John Gottman, especialista en relaciones amorosas, autor de más de cuarenta libros y de numerosos artículos científicos sobre las relaciones de pareja, asegura que básicamente, la clave para mantener vínculos estables, no es ser sexy sino tener una actitud receptiva; interesarse y conocer bien a la pareja y no estar pendiente de sus defectos.
El amor romántico es una atracción inicial que forma parte del mecanismo evolutivo para elegir pareja, pero no es garantía de una relación estable.
El enamoramiento no parece ser necesario para que una pareja dure unida, ya que existen evidencias de que ese estado nubla la percepción, afecta el razonamiento y no representa una base firme para una relación.
La investigación muestra que un matrimonio acordado, puede ser tan estable como otro basado en el amor romántico.
En una relación duradera, la pasión y el romance cambian a través del tiempo pero esto no significa que desaparezcan.
El problema es que la gente se vincula sin pensar qué es lo que espera del otro.
Para relacionarse, es necesario saber si uno está dispuesto a brindar afecto y respeto; si se siente capaz de apoyar y cuidar a la pareja; y observar cuidadosamente si estar con esa persona es realmente una experiencia placentera, grata y esperada que les proporciona bienestar y si pueden sentir con el tiempo que pueden compartir propósitos, valores y significados con ella.
Durante veinte años, el equipo de Gottman ha estudiado la trayectoria de parejas que continúan siendo estables, de todas las edades y las ha comparado con las que se han divorciado.
En realidad no se encuentran grandes diferencias entre ellas, ya que son pocas las condiciones que hacen que las personas mantengan relaciones duraderas.
No se trata de mantenerse atractivos y jóvenes, sino de mantenerse interesados en el otro y de saber comprenderlo.
Existen personas dotadas naturalmente para tener buenas relaciones con su pareja, porque espontáneamente minimizan sus defectos y se centran en sus virtudes; y esta actitud les genera un sentimiento de gratitud hacia ella.
En tanto que los que fracasan en sus relaciones, sólo piensan en los errores del otro, no pueden comprenderlo y piensan más en ellos mismos.
Según Gottman, existen cuatro faltas graves que son las que hacen que las relaciones se terminen:
Una es el desprecio por el otro y el sentirse superior.
Otra falta es la crítica permanente que suele ser muy corrosiva y puede destruir los cimientos de la relación.
La tercera es estar a la defensiva enojándose por cualquier cosa, siendo susceptible y considerándose una víctima inocente que no tiene ninguna responsabilidad en el asunto.
La última falla es encerrarse en sí mismo y cortar el diálogo haciendo imposible cualquier intento de acercamiento.
Aunque todas estas situaciones también se pueden dar en las relaciones duraderas, la diferencia es que el que sabe relacionarse siempre intentará reparar los errores y también estará dispuesto a aceptar el intento de reparación que haga el otro.
Una pareja siempre tiene que poner energía en su relación y no pretender que marche sola, con indiferencia mientras focaliza la atención en otra cosa para no enfrentar los problemas.
En general, todas las parejas tienen sus crisis, lo que hace la diferencia es la forma de enfrentarlas y las intenciones que tengan.
Las parejas de muy largo plazo no son ideales, se van construyendo poco a poco, con paciencia, manteniendo la chispa del impulso inicial, fortalecido por el afecto.
Fuente: La Nación, Ciencia y Salud, Alison George, New Scientist, setiembre 2011.