Quizás te duela
esa zona de tu cuerpo que rechazas
como a una gran medusa
de convulsiva transparencia entre dos aguas.
Quizás no pienses nunca
que las madrugadas se ahogan con palabras demudadas
que apenas queda la rabia de la infancia
y por eso no sueñes en las noches más largas.
Quizás no queda nada
y el vacío pasado no te importe
porque sólo requieres a la vida
un futuro tranquilo, pacífico, covencionalizado