No hay duda que mi Sevilla por su aroma y su belleza, de la tierra y su grandeza es la octava maravilla. Es como un jardín florido con perfume de azahares y sonido de cantares que embrujan a los sentidos. ¡Bendito sea aquel día en que en Sevilla nací, rodeada de sus flores! ¡Bendita sea la alegría que en mi pecho yo sentí, Sevilla de mis amores!
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