Dejándonos llevar
Hay que dejarse llevar por la vida, no hacerle oposición a las cuestiones que se balancean porfiadamente con los vaivenes del viento sobre los heroicos síntomas, sobrevolando el mar de par en par extendido hasta armonizar todo el clima de este corto domicilio.
Con los pasos distendidos, acertar la calle del mediodía más íntimo e incorporarle al alma la mejor victoria que tenemos para diseminarla como gajos en cada rincón visitado en los espacios concedidos, al distinguir a esta vieja epopeya de vivir.
Sofrenar los cáusticos impulsos sostenidos apenas por desconocidas sensaciones que nos rigen como ley natural incontenible en múltiples errores, que no aciertan a encontrar la claridad perdida en el instante singular del primer llanto.
Tenemos el enigma decifrado si creemos que todo se desliza por el mundo con alas precisas en el destino incierto pero exacto sin temores de fondo ennegrecido dolorosos como olvidos, y en esa condición de liberados podremos ser limpios otra vez cual la hora primordial en que arribamos.
( Luis Serrano Balbino )
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