Hay sentimientos que mueren,
percepciones que se mudan,
y verdades que desnudan
viejos pesares que hieren.
Hay mentiras que se escudan
en la bondad inherente,
y nos resulta evidente
que se enquistan y se anudan.
La realidad aparente
es el dogma de la vida,
es la ingenuidad fingida
que se adueña del presente.
Con la edad no es diferente,
se mira desde otra altura,
y a pesar de la cordura
no existe quien no se asombre,
pues la necedad del hombre
ni con los años se cura.