Primero, tratan de vendérsela a negocios de saldo. Si aun así no lo logran, la donan a organizaciones tipo ONG, como la Fundació Formació i Treball. Esto sirve a las tiendas para que Hacienda les desgrave un porcentaje de su valor. La citada Fundación no solamente saca dinero de la reventa, sino que emplea en la cadena de lavado, distribución, venta, etc., a personas con problemas. Y parte de las prendas se donan a los Servicios Sociales del Estado. En zonas de catástrofes o muy pobres se intenta no enviar ropa, sino dinero para comprar género en el país de destino y favorecer, así, su industria.
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