“El apego es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz”.
Todos nos enganchamos a algo, como modo o lección de conectarnos con las personas, cosas y convertirlo en nuestra forma de vida.
A muchas personas les cuesta deshacerse de ciertas cosas por su significado. No pueden desprenderse de libros, cartas, fotografías, estampitas, regalos y otros, porque no nos gusta nada desprendernos de ellos, nos sentimos tan cómodos con lo viejo, otros guardan todo lo demás aunque no tenga utilidad o significado, salvo la probabilidad de llegarlo a necesitar si acaso, algún día.
Es solo una ilusión y creemos que las cosas son para siempre, nos resistimos al cambio, a la negación de su muerte y a la no aceptación de que todo concluye algún día.
Las cosas, los objetos materiales en verdad nos brindan confianza y mejoran nuestra autoestima, pero nos atan a este mundo eventual convirtiéndose en pesados estorbos e impedimentos para el alma. Son obstáculos que no nos dejan avanzar, manteniéndonos la conciencia bloqueada sin dejarnos ver más allá, a lo lejos
Cuando estos elementos se tornan importantes para nosotros, nos convertimos en sus condenados y perdemos nuestra libertad, quedamos atados y atascados en nuestro camino, distraíd@s en la vanidad y sin hacer nada por nososotros mismos.