Madre, los que viven allá arriba, en las nubes, me llaman:
-Nosotros jugamos desde que despertamos hasta el anochecer -dicen-. Jugamos con el alba de oro y con la luna de plata.
Yo les pregunto:
-Pero ¿cómo subiré hasta ustedes?
Y me contestan:
-Ven hasta el borde de la tierra, levanta entonces las manos al cielo y te subiremos con las nubes.
Pero yo les digo:
-Mi madre me espera en casa, ¿cómo podría dejarla para venir?
Entonces sonríen y se van flotando.
Pero conozco un juego más bonito que ése.
Yo seré la nube y tú la luna.
Yo cubriré tu rostro con mis dos manos y el techo de nuestra casa será el cielo azul.
Los que viven en las olas me llaman:
-Nosotros cantamos desde el alba al crepúsculo; avanzamos siempre, siempre, sin saber por dónde pasamos.
Yo les pregunto:
-Pero, ¿cómo me uniré a ustedes?
-Ven -dicen- ven hasta la orilla de la playa, cierra los ojos y serás arrebatado por las olas.
Yo respondo:
-Pero cuando llega la noche mi madre me quiere a su lado; ¿cómo podría dejarla para venir?
Entonces sonríen, y se van bailando.
¡Pero yo conozco un juego más divertido que ése! Yo seré las olas y tú una playa lejana.
Yo rodaré, rodaré, y como una ola que se rompe, mi risa rodeará tus rodillas.
Y nadie sabrá, en todo el mundo, dónde estamos tú o yo.
SIR RABINDRANATH TAGORE