Cuentan que en tiempos de la antigüedad había un sabio que con su sabiduría irritaba al rey del lugar… Entonces el rey fue a conocerlo.
Cuando lo vio, lo primero que le preguntó fue: ¿Cuántos años tienes?
A lo que el sabio respondió: “No sé”
Esto puso al rey fuera de sí porque interpretó que el sabio estaba riéndose de él.
Entonces gritó: ¡¡Cómo que no sabes cuantos años tienes!!
¿Te estás burlando de mí?
A lo que el sabio respondió serenamente: “No, señor. Los años que tengo son los que me faltan vivir y no los que he vivido, los que he vivido ya no los tengo, por tanto, no sé cuantos años tengo”.