En primer lugar es necesario tener conciencia si uno toma sus propias decisiones o si simplemente reacciona a lo que sucede; si actúa influenciado por otros o si es dueño de sus actos. Porque el que sabe lo que quiere obtiene lo que desea.
Tener una motivación para vivir produce entusiasmo, buen humor y autoestima; y ayuda a guiar la vida en forma inteligente.
La persona con tendencia depresiva, que no puede conectarse con ningún interés, tampoco se siente satisfecha ni plena, porque no puede desarrollar lo que necesita para sentirse bien, porque se siente bloqueada, anulada o inútil para intentar hacerlo.
Para salir de esa situación de parálisis emocional es necesario volverse hacia si mismo e identificar cuál es la motivación personal que no ha podido seguir el rumbo de los propios intereses.
A veces no se puede evitar sentirse decaído y no tener la energía suficiente como para bucear dentro de uno mismo y conocer cuáles son las propias motivaciones genuinas.
Reconocer el tipo de interés por el que se puede sentir inclinada una persona, exige evaluar los distintos aspectos hacia los cuales se inclina su personalidad; o sea qué es lo que intentaría lograr de poder elegir, como por ejemplo, bienestar, reconocimiento, seguridad o realización personal; porque una vez que vislumbra el camino y toma la decisión de seguirlo todo cambia y comenzará a sentirse mejor.
De esta misma forma se puede ayudar a reconocer su motivación a la pareja, a los hijos o a un amigo, cuando se encuentran bloqueados y no pueden identificar cuáles son sus intereses.
No es fácil saber qué es lo que nos motiva auténticamente, aparte de los condicionamientos adquiridos, de las expectativas de los demás y de las modas,
De acuerdo a su personalidad, habilidades, aptitudes específicas e intereses, cada persona tiene que aprender a decidirse por algo y poner todo su empeño y compromiso personal en realizarlo.
Para poder identificar cuáles son las cosas que motivan, se puede hacer una lista de actividades y seleccionar aquellas que interesan; y a partir de las opciones seleccionadas se puede tener una idea más exacta de lo que más estimula.
El temor o las experiencias de fracaso hacen que se descarten motivaciones que alguna vez agradaron pero que luego, para evitar la frustración o el temor que inspiraron, fueron olvidadas.
El miedo sea tal vez la emoción más negativa, en lo que se refiere al crecimiento personal, que atenta contra el logro de los objetivos más genuinos; porque cuando no se pueden satisfacer las motivaciones, baja la autoestima y las personas se vuelven más inseguras y prefieren renunciar a sus metas.
Pero la autoestima se elige y se recupera cuando se toma conciencia de la insatisfacción, de la falta de felicidad, de la ausencia de proyectos, de la poca tolerancia a la crítica y a la frustración, de la falta de buen humor y de esperanza.
La clave es poder discriminar cuáles son las áreas de la realidad que estimulan la creatividad e intentar conocerlas para tener la oportunidad de la acción.
Estas áreas pueden ser la afectividad, la seguridad, la realización, el amor propio, la apariencia, el placer, etc.
Cada persona es única y cada motivación es válida, porque significa la capacidad de hacer lo que le gusta, lo que tiene la facilidad de hacer mejor que cualquier otro y con menos esfuerzo.
Lo importante es aprender a focalizar el interés hacia esa área y permanecer alineado en esa dirección con tenacidad; y persistir en ella sin dejarse vencer por las experiencias que alguna vez fueron vividas como fracaso.
Fuente: “Pura motivación”; Xavier Soler, coach y experto en motivación.