A la atracion de una hermosa
Tú que prendiste ayer los aurorales fulgores del amor en mi ventana; tú, bella infiel, adoración lejana Madona de eucologios y misales:
Tú, que ostentas reflejos siderales en el pecho enjoyado, grave hermana, y en tus ojos, con lumbre sobrehumana, brillan las tres virtudes teologales:
no pienses que tal vez te guardo encono por tus nupcias de hoy. Que te bendiga mi señor Jesucristo. Yo perdono
tu flaqueza, y esclavo de tu hechizo de tu primer hijuelo, dulce amiga, celebraré en mis versos el bautizo.
Ramon Lopez Velarde
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