Las últimas estadísticas muestran que en Argentina ha disminuido la mortalidad por enfermedad cardiovascular debido a los adelantos científicos y a la toma de conciencia de la población sobre la importancia del control de los factores de riesgo, que son el tabaquismo, la diabetes, la obesidad, la hipertensión y el alto nivel de colesterol en sangre y el sedentarismo.
Tres destacados estudios publicados no hace mucho tiempo en revistas científicas, después de un seguimiento de veinte años, reflejan que la posibilidad de llegar a los noventa años depende del cuidado de los factores de riesgo. El 54% de los que no presentaban estos factores alcanzaron esa edad mientras que solamente lo logró el 4% que sí los tenía.
Otro importante estudio realizado en Inglaterra durante 38 años con varones de 50 años que no sufrían de ninguna patología mostró que aquellos que fumaban y que además tenían la presión arterial y el colesterol elevados al comenzar el estudio, tuvieron una perspectiva de vida diez años menor que los que no presentaban esos factores de riesgo.
Otro trabajo significativo realizado con mujeres sanas durante 26 años evidenció el efecto que tienen determinados cambios alimenticios en la disminución de la posibilidad de la aparición de una enfermedad coronaria, como el reemplazo de la carne roja por la de ave o de pescado y el consumo de nueces y legumbres.
Evitar los factores de riesgo implica un cambio notable del estilo de vida. Un fumador tendrá que abandonar el hábito del cigarrillo, un obeso tendrá que controlar su alimentación y bajar de peso, el hipertenso tendrá que reducir significativamente su nivel de estrés, modificar su forma de vivir e inclusive hasta cambiar de trabajo y el que lleva una vida sedentaria tendrá que hacer el esfuerzo de agregar más movimiento regular a su vida y la oportunidad de convertirse en una persona diferente.
La actividad física practicada regularmente, además de que puede llegar a ser algo placentero, no sólo disminuye la presión arterial sino que también controla la diabetes, aumenta el colesterol protector y evita la obesidad.
El aumento del consumo de frutas, verduras y cereales, la disminución de la sal en las comidas, el uso de aceite de oliva y el control del alcohol, producen los mismos efectos que el ejercicio regular, además de proteger contra otras enfermedades como el cáncer.
Si todas estas medidas no alcanzan para controlar algunos de los factores de riesgo, existen medicamentos de probada eficacia que sí pueden hacerlo.
Mientras una persona se siente bien y está sana puede que le resulte difícil cambiar de estilo de vida para evitar enfermarse, ya que es común que la mayoría tome conciencia de la necesidad del cambio cuando su vida está en peligro y ya es tarde.
Muchos creen que solamente pueden ser felices de la manera que han elegido para vivir y están convencidos de no poder serlo de otro modo.
Recién cuando se enferman descubren que su estilo de vida no era el mejor y que existen otras formas de tener una vida plena y feliz.
La enfermedad siempre está expresando algo que no funciona bien en la vida y brinda la oportunidad de cambiar, pero solamente unos pocos pueden reconocerlo y tener el valor de hacerlo a tiempo.
Fuente: “Fundación Salud”; No.88; Fundación española del corazón.