En el invierno me da la sensación de que algo duerme, hasta que llega la primavera y llena el ambiente de aromas, alegría...
Cuanto me cuesta dejar el abrigo, soy una friolera; aunque también puede ser que todo cambio me presenta dificultad. Al salir y ver brillar el sol, da la sensación que los pulmones se llenan de felicidad según va entrando el aire en ellos. Me encanta que sus rayos rocen mi piel.
Me gusta pasear sin rumbo, no me importa ir sola, me siento feliz y voy inmersa en mis pensamientos, con lo cual, nunca me aburro. Hay tantas cosas en mi mundo...
Estoy pensando que me quejo mucho, que todos los días estoy viendo amanecer, que el sol, ese amigo tan querido, brilla para mi. Cuando se esconde, es con la firme promesa de volver. Si miro alrededor, los jardines, la gente, los niños...¿qué más puedo pedir?¡¡Cuánto me quejo!!
Hoy es un nuevo día, seguramente tendré muchas ocasiones para demostrar el cariño a todos los que tengo cerca. Quizá tenga que echar una mano a cualquiera que lo necesite. Sé que después de hacerlo me sentiré feliz.