Hoy, al cerrar la puerta, salí a buscar la nada.
En mi se perfilaba un sueño indefinido y borroso. Sólo tenía que recordar su mirada para empezar un viaje alucinante e interminable. Los sueños se diluían para pasar por un paraje estrecho y oscuro, un lugar del cual aún no encontré la salida. Todavía ronda en mi cabeza que figura adoptar para atravesar la rendija. Promete ser un viaje interesante, del que no puedo saber el fin. En mis ensayos llevo arañazos. No es fácil tomar las medidas de un sueño misterioso, de su camino.
Al mirarle me expuse a recorrerle. El influjo de su mirada me atrapó en este espacio surrealista y bello, con colgajos de tristeza.
Esta debilidad mía hace que crezcan las trabas para adoptar la figura necesaria para el viaje; pero mi constancia está hecha de hierro. Mi tenacidad me llevará a la caverna de la felicidad, a su encuentro. En las nieblas oscuras de ese paraje, sé que me espera su mano para sujetarme.
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