Un relámpago apenas
Besas como si fuese a comerme.
Besas besos de mar, a dentelladas.
Las manos en mis sienes y abismadas
nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme,
me declaro vendido, sin vencerme
es ver en ti mis manos maniatadas.
Besas besos de Dios. A bocanadas
bebes mi vida. Sorbes, sin dolerme,
tiras de mi raíz, subes mi muerte
a flor de labio, Y luego, mimadora,
la brizas y las rozas con tu beso.
Oh Dios, oh Dios, si para verte
bastará un beso, un beso que se llora
después, porque ¡oh, por qué! no basta eso.
Blas de Otero
(1916-1979)