
Venus, la más bella de las diosas, había recibido como esposo por la voluntad del padre de los dioses, Jupiter, al menos agraciado, a Vulcano, el dios de la fragua, que era cojo y feo, y siempre andaba tiznado y sudoroso debido a su trabajo. Venus visiblemente no feliz con este matrimonio, busco diversos amantes, todos ellos esplendorosos y bellos. Uno de los elegidos fue Marte, dios de la guerra, apuesto y vigoroso. Sus aventuras tenian lugar en la noche, una vez uno de los encuentros se demoró más de lo esperado y fueron descubiertos por Apolo (Helio ) dios sol, que mantenia una amistan con Vulcano, este fue a avisarlo de la infidelidad de su esposa buscándolo en la fragua. El engañado dios tramó una venganza. Valiéndose de su gran habilidad como orfebre les tendió una trampa que consistió en fabricar una finísima red que sólo él podía manejar y que instaló en el lecho donde los amantes se encontraban.
Despues fingió marcharse a un viaje dando via libre a Venus para que se encontrase con su amante, se citó con Marte. Cuando ambos amantes estaban en el lecho, Vulcano, que acechaba, cerró la red aprisionándolos e inmovilizándolos en él. A continuación avisó a los demás dioses del Olimpo para que presenciaran el regocijante y bochornoso espectáculo. Cuando Hefesto consintió en retirar la red, la diosa Afrodita escapó avergonzada hacia sus posesiones de Chipre mientras que Marte se dirigió a su tierra de Tracia.

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